Los Ronin eran samurái sin Daimio (señor feudal).
En el año de 1701, en el mes de Marzo, el Shogun Tocugawa Tsunayoshi debía recibir en su castillo a tres embajadores del Emperador Higashima, llegados para presentarles, según las costumbres, los buenos deseos del Emperador para el nuevo año.
Para recibirlos, el Shogun organizó una gran recepción y nombró a un gran señor Daimio del castillo de Ako para dirigir las ceremonias.
El señor Asano Naganori, no conociendo las costumbres de la corte, declinó este honor y no aceptó finalmente a no ser que el gran maestro de ceremonia de la época, un viejo hombre, de nombre Kirayoshihisa, le instruyera.
Era el uso entonces hacer regalos los funcionarios los que se pedía servicios.
Asano suscribió esa práctica, midiendo los regalos según el servicio pedido. No obstante, Kira era un funcionario muy venal.
Indignado porque los regalos de Asano no estaban a la altura de este, decidió no ayudarle pero sin decírselo.
Asano se despabiló como pudo. El Shogún, dando la recepción oficial a los enviados imperiales a fin de contentarlos, Asano debía situarse en primera fila. No sabiendo dónde debía colocarse, ni que hacer, pidió consejo a Kira, que le respondió: "Os deberías haber ocupado de eso antes, ahora yo no tengo tiempo".
Y kira se alejó haciendo una reflexión que en realidad era un insulto. Loco de rabia, Asano saco su sable e hirió en el rostro al viejo hombre.
El Shogún se enteró de lo ocurrido e hizo arrestar a Asano condenándole dos días más tarde a suicidarse abriéndose el vientre
La totalidad de sus bienes fueron confiscados y los trecientos guerreros del castillo de Ako se encontraron de la noche a la mañana sin empleo, es decir, Ronin.
Asano Naganori (1665-1701)
Asano escribió su poema de despedida, evocando sus treinta y seis años dispersados como pétalos de flores, luego sin temblor se abrió el vientre, según las reglas Seppuku, antes de que el asistente le corte le cortara la cabeza.
Tras muchas palabras se dispersaron; pero uno de ellos. Oishi Kuranosuke, no se resignaba, Habiendo reunido cuarenta y siete Samuráis decidieron vengar a su señor. Pero la tarea no era fácil. Kira sospechaba una posible venganza y vigilaba cada uno de sus pasos y acciones. Oishi y su camarada no se dejaron sorprender y se dispusieron a llevar una vida disipada. Frecuentaban las Geishas, se emborrachaban, hacían ver que olvidaron a su señor.
Reconstrucciòn de la escena del ataque
Al fin la vigilancia cedió, y una noche de Diciembre nevada del año 1702, atacaron juntos a la casa de Kira. Este se escapó y se escondió mientras sus guerreros defendían la posición valientemente. Encontrado, fue decapitado. Su cabeza envuelta en un paño blanco, la condujeron al templo de Sengakuji, donde estaba enterrado su maestro. Allí depositaron solemnemente la cabeza de Kira y el puñal que la había cortado, con una nota reivindicando la acción. Luego se entregaron prisioneros. El pueblo del Estado les aclamó como héroes y el mismo Shogun admiró su constancia y coraje. Pero la ley era la ley. Tras varios meses de deliberación, los cuarenta y sietes Samuráis recibieron la orden de suicidarse ritualmente. Lo que hicieron todos en el 4 de Febrero de 1703. Sus tumbas fueron situadas al lado del maestro Asano. Uno de ellos, encargado por Oishi de prevenir a la familia de Asano que su señor había sido vengado, no se suicidó. Fue absuelto bajo el precepto de que el proceso estaba cerrado. Vivió hasta los ochenta y tres años, a su muerte, se colocó su tumba junto a la de su camarada. Estas tumbas son hoy muy extremadamente veneradas en Japón.
Las varillas de inciensos humean hoy día y noche sobre las piedras funerarias